Antes de intentar dar respuesta a esta pregunta más adelante, intenta responder por ti mismo. Piensa en todo lo que sabes o crees saber sobre alimentación y comida. Intenta reflexionar sobre lo que te han contado (personas, medios de comunicación y anuncios) relacionado con la nutrición. Analiza tus hábitos alimentarios y su contexto y ambiente. Y ahora, sigamos profundizando.
Hábitos alimentarios marcados por determinadas situaciones
En términos generales, podemos afirmar que la conducta alimentaria depende y está influida por el contexto de cada persona. Esto va mucho más allá de la información que manejamos sobre lo que comemos o estamos cocinando.
Pongamos algunos ejemplos de situaciones cotidianas para ponernos en contexto. Todos sabemos o deberíamos saber que el azúcar no es lo que más le conviene a nuestro organismo. Pero, entonces, por qué comemos tarta cada vez que vamos a un cumpleaños (incluso se da la situación de que no nos apetece pero decimos que sí por el contexto, el típico «venga, un trocito».) Otro ejemplo muy ilustrativo es el consumo de alcohol en fiestas, celebraciones o discotecas.
Pues bien, considerando que prácticamente cualquier persona tiene al alcance de su mano (smartphone) toda la información que desee en torno a lo dañino que es el consumo de alcohol para nuestro organismo, ¿por qué seguimos bebiendo? ¿Qué nos impulsa a hacerlo?
Según Aitor Sánchez: ¿por qué arrastramos hábitos alimentarios?
Una premisa que propone el dietista-nutricionista y tecnólogo alimentario Aitor Sánchez García, es que las personas aceptamos ideas sobre alimentación o hábitos alimentarios o de consumo, independientemente de datos científicos, del sentido común o incluso de nuestra propia experiencia (ejemplo de la resaca y el alcohol, que repetimos y repetimos).
Aitor también defiende la idea de que consumimos en base a lo que se nos ha enseñado. La alimentación se nos muestra de una forma sesgada (marketing empresarial), y arrastramos mitos y dogmas que nos impulsa a comer de cierta forma, siguiendo un modelo que recibimos y aceptamos como tal, normalmente.
Nuestros hábitos no cambian a pesar de vivir en la era de la información
Por otro lado, y desde hace ocho años aproximadamente, está la corriente científica y divulgativa que trata de desmontar todos los discursos reinantes en torno a alimentos o hábitos alimentarios malsanos.
Aquí hacemos una parada obligada en nuestra archiconocida azúcar. Al igual que se puso el foco en el consumo de sal años atrás, ahora las autoridades y medios de comunicación han convertido al azúcar en el enemigo número 1 de la salud pública.
Es obligado preguntarnos si es ahora cuando nos hemos dado cuenta de los perjuicios del azúcar en nuestra salud o, por el contrario, si es actualmente cuando resulta imposible para la industria alimentaria seguir tapando los efectos del azúcar y productos azucarados en nuestro cuerpo. A pesar de todo, la industria del azúcar se resiste y ha empezado a camuflar a los productos que estaban siendo señalados. Así, podemos encontrar casos como los del cacao azucarado en polvo, que además se presenta como una fuente de vitaminas y minerales esenciales en tu desayuno, mientras el azúcar sigue constituyendo en torno al 75% del total de ese producto.
Entonces, ¿por qué seguimos consumiendo alimentos o productos que están empezando a ser destapados como «malsanos»? ¿Por qué perpetuamos determinados hábitos alimentarios y permanecemos instalados en una cultura alimenticia que nos resulta tan dañina a veces?
Una reflexión final que podemos dejar es que tenemos instaladas tantas creencias que, sin estar respaldadas por la ciencia saltamos a la defensiva cuando algún mensaje (bienintencionado, además) nos sacude los cimientos de nuestras creencias, cosa que siempre resulta desagradable, aunque vaya en nuestro beneficio.
Desde Heila queremos ayudarte a realizar esta reflexión y a mejorar tus hábitos alimentarios para conseguir la calidad de vida que te mereces. No dudes en ponerte en contacto con nosotros. Estaremos encantados de asesorarte y acompañarte en este viaje.
